jueves, 12 de diciembre de 2013

Una cuerda para diciembre



Y llegó diciembre…
Como siempre arribó con la carga y sobrecarga de sus once compañeros de almanaque a las espaldas. Diciembre es como el receptor de todo un año, día por día, hora por hora, de todos nuestros éxitos y fracasos, ilusiones y desesperanzas. En fin, es la vida que va pasando.
—Diciembre es el mejor mes del año, el más bonito de todos.
—¿Por qué, abuelo?
—Porque naciste tú, neniña.
El abuelo Joaquín tenía razón. Los abuelos siempre tenemos razón (aunque no la tengamos). Él siempre encontraba la palabra justa para hacerme sentir especial.
Pero eso era antes, cuando diciembre olía a infancia, a castañas asadas, a caldo con unto, lacón con grelos y el fuego crepitaba na lareira (en el lar) entonando canciones navideñas mientras afuera la nieve ponía un manto de blancura en los verdes campos.
Ahora mis cumpleaños son calurosos y tienen aromas distintos pero igual de entrañables y hermosos como aquellos de la niñez: es el perfume de los afectos, de la hermosa familia con que Dios me premió, de los amigos/as que me quieren tal cual soy, tan imperfecta.
Sin duda diciembre convoca a la esperanza y también —por qué no— a la nostalgia. Yo suelo recrearme en la nostalgia cuando me busco. En ocasiones no me encuentro. Entonces escribo (que es la mejor manera de hallarse, de hallarme) y hoy me sale decir: ¡abracadabra diciembre!, con sus luces de colores, sus guirnaldas, sus aires de Navidad y un año más en el calendario de mi vida.
Aunque a decir verdad, por estos rumbos el espíritu navideño está más bien recluido y asustado. Por eso convoco a las almas sensibles a expurgar, a despiojar este mes que está a punto de caerse del almanaque del 2013. Pasémosle el peine fino a su melena enmarañada y caótica para quitarle la violencia, el desánimo, el fariseísmo. Quedémonos solo con la esperanza, encendamos las farolas del alma para que iluminen este diciembre de furia y de miedo.
No pierdas la sonrisa, amigo/a, ni cambies tus sueños por los sueños que otros soñaron. No te resignes a los dogmas, opina en libertad, no digas lo que otros quieren oír. Piensa. Sé tú mismo, valiente, no te resignes, sé libre.
"La libertad significa responsabilidad, por eso, la mayoría de los hombres le tiene tanto miedo." (George Bernard Shaw).
Les dejo, como conclusión, un regalo virtual y mágico: una cuerda para atar esperanzas. Esperanzas que nadie nos podrá quitar, robar ni saquear.
Sean felices…

2 comentarios:

Alicia. dijo...

Que hermosas y verdaderas palabras Carmen,como siempre tan justas,me encanto leerlas y me remontaron también a mi niñez.Gracias y segui escribiendo cosas lindas.TKM.

Carmen Graña Barreiro dijo...

Gracias, amiga y vecina. Un abrazo de osa amigosa con todo mi cariño.

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