lunes, 13 de septiembre de 2010

Encrucijada de emociones

Queridos amigos:
He estado bastante tiempo alejada de este espacio. Y me di cuenta de que fui muy descortés al “irme” sin más, sin dar explicaciones, cuando en estos días he recibido un correo de Fonsilleda, que me dice que me extraña. ¡Me partió el corazón de ternura! Eres un encanto querida amiga viguense.
Es que cada día me decía que “algo” iba a escribir, pero últimamente armar una frase me resulta una tarea poco menos que imposible, pues nada surge de mi cabeza desganada. Para mí escribir fue siempre una tarea agradable, terapéutica si se quiere, pero hace un tiempo demasiado largo que ya no me llama sentarme a armar ni siquiera un par de frases.
También leer me cuesta, pues empiezo un  libro y a las 20 páginas me aburro (aunque sea el más amado de mis escritores), me pongo ansiosa por saber cómo termina y lo dejo. Es una cuestión mía ésta de estar bien solamente donde no estoy.
Me siento inmigrante de mí misma, después de ser inmigrante de dos países.
“Estás morriñenta”, me dijo una amiga que conoce muy bien las vibraciones de mi alma. Es que hay días, ciclos, tiempos, en que el alma de un inmigrante se escucha desafinada porque más que nunca está en procura de la mitad de su acorde. En mi caso esa mitad es mi tierra gallega.
Termino de darme cuenta que escribí, cuando ni siquiera lo pensaba.
Será hasta la próxima, cuando sea…
¡Gracias Fonsilleda, querida amiga!!!!

Gotas de lluvia

Incontables gotas de lluvia deciden morir en mi ventana. Se estrellan con furia para luego resbalar en un largo dejarse ir.   Cal...