sábado, 3 de octubre de 2015

Los "monologuistas"



Hace tiempo que abandoné la idea de cambiar el mundo por otra más real de fomentar cambios en mí.
De todas maneras, estoy hasta el moño de los monologuistas (permítanme el neologismo). Son esos seres egoístas que solo se escuchan a sí mismos y al móvil, eso sí...
Cada vez hay menos gente con quien conversar, realmente conversar: tú me hablas, yo escucho atentamente y cuando terminas te doy mi parecer al respecto y así se va enriqueciendo la charla. Parece una tontería lo que estoy diciendo pero según mi experiencia ya nadie tiene tiempo para escuchar al otro y entablar un buen diálogo.
Entiendo que tiene que haber egoístas-monologuistas, como tiene que haber de todo. ¡Pero se reproducen como la hierba mala!
Lo gracioso es que esas gentes muchas veces te dan lecciones de cómo cambiar el mundo, ¡como si les preocupara realmente! Pero si no les importa saber qué le pasa al que tienen al lado, enfrente o a unos cuantos metros alrededor, ¿cómo les va a interesar lo que sucede del otro lado del planeta?
Debe ser que es más fácil lamentarse por lo que está lejos de nuestro alcance que comprometernos, implicarnos con quien tenemos al lado, y nos mira a los ojos obligándonos a revisar nuestras actitudes. Tal vez por eso no escuchar es una opción.
¿Qué tal si comenzamos por atender la casa chica, es decir, uno mismo? A partir de ahí tal vez podamos modificar en algo la Casa Grande, nuestro mundo tan maltratado e ignorado desgraciadamente.
Por suerte a mí aún me quedan algunas personas con quienes disfrutar de una buena conversación para contrarrestar a los tantos y tantas que no saben escuchar a sus semejantes porque solo se escuchan a sí mismos.
En estos tiempos de cultura light la palabra (las palabras) ha sido tan devaluada que fue sustituida por la imagen. Una pena, porque las dos no son incompatibles si se las sabe armonizar.
¡Ah!, yo también me incluyo entre los monologuistas, pero les aseguro que cada vez estoy más atenta para evitar cometer semejante falta de respeto y consideración hacia el otro.

Gotas de lluvia

Incontables gotas de lluvia deciden morir en mi ventana. Se estrellan con furia para luego resbalar en un largo dejarse ir.   Cal...