viernes, 1 de febrero de 2013

La retama de la abuela



Yo estaba acostumbrada a sus rarezas pero aquella vez la extraña actitud de la abuela me estremeció.
Estaba parada frente a la ventana mirando hacia la huerta, como ajena a cuanto la rodeaba, incluso a mí que ni siquiera me escuchó entrar. La lluvia batía contra el tejado como si quisiera sacudir conciencias y el viento vareaba la retama de la abuela con violencia. “Parece que hoy no quieres mojarte”, le dije muy cerca pero sin tocarla como quien tiene miedo de despertar a un sonámbulo. “Es que hoy la retama huele a despedida. Desde aquí puedo sentir su olor ácido, desagradable. Pronto voy a morir neniña, y lo que me duele no es el fin de mis días sino tu desesperanza

Gotas de lluvia

Incontables gotas de lluvia deciden morir en mi ventana. Se estrellan con furia para luego resbalar en un largo dejarse ir.   Cal...